El país del silencio – At Dominican (República Dominicana)



Nos hemos convertido en el país del silencio. Las voces «acreditadas» moralmente han callado. Las miradas y el olfato que cuidaban de la cosa pública ni ven ni huelen. Las ideas ya no se disparan, sino que se utilizan para defender lo que antes se criticaba.
Todos sabemos el porqué pero nadie se atreve a decirlo para no ser blanco de los buitres, esos que se han dedicado a comer carne muerta, mientras ignoran adrede a las hienas que pasan por el lado con los dientes ensangrentados del erario y con las espumas brotando de la insaciabilidad del Estado.
Los defensores del pueblo cambiaron de cliente, ahora defienden al Gobierno y al Estado. El periodismo también ha sido forzado, en su mayoría, a sumarse al peso del Poder y no ser naturalmente su contrapeso.
Ante la limitada falta de espacio para criticar, las adversidades que implica no ser parte de la manada y el precio a pagar por no ser un simulador, la militancia es la única alternativa.

Y es que hasta fijar posición de manera responsable es juzgado por los cínicos. No comprenden que alguien pueda escoger un camino de cara al sol, sin caretas o actos de diplomacia, sin poses políticas o murmullos de aposentos.
En estos tiempos, Friedrich Nietzsche reiría a carcajadas en alguna oscura y recóndita habitación de psiquiatría al comparar a los ciudadanos de ahora y al recordar aquella frase que distinguía al Superhombre, esa que señalaba que era aquel que determinaba sus propios valores, permitiéndose alcanzar su máximo potencial para convertirse en su auténtico ser.

Contrario a esa afirmación, nos hemos convertido en peces que se dejan arrastrar por la corriente o en simples espectadores que vitorean y aclaman la caravana fúnebre que porta el país dentro de un ataúd.
En varios días decidiremos cómo despedirlo: si ayudando a cavar la tumba y echándole la última pala de tierra al quedarse en sus casas e ignorar el peligro que se cierne, o asistiendo civilizadamente a desenterrar el muerto y aplicarle los electrochoques que se requieren para que pueda revivir.
¡Tú decides!

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