EL NUEVO DIARIO, PORTO ALEGRE._ La ciudad brasileña de Porto Alegre cumplió este lunes diez días inundada y es muy probable que su situación se agrave por una nueva crecida del río Guaíba, que podría alcanzar un nuevo nivel récord el martes, según advirtieron las autoridades locales.
Las fuertes lluvias de los últimos días en el sur de Brasil han vuelto a causar la subida del río, que este lunes alcanzaba los 4,94 metros, una cota que supera los 4,76 metros que, hasta la semana pasada, era el nivel más alto del que se tenían registros y que solo se había alcanzado una vez, en 1941.
El gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, alertó que el río podrá superar la cota de 5,5 metros el martes, lo que supone 20 centímetros más que el nivel alcanzado la semana pasada, en el peor momento de la inundación que afecta a la capital del estado de Rio Grande do Sul.
Las inundaciones y lluvias torrenciales que han afectado el sur de Brasil desde la última semana de abril han causado daños en más de 400 municipios, con un balance provisional de 148 muertos y 127 desaparecidos.
En una rueda de prensa, Leite insistió en que todavía «no es hora de volver a casa» y pidió que las personas que retornaron a sus hogares en las zonas de riesgo, vuelvan a ponerse a salvo en refugios.
Las lluvias ocurridas durante el fin de semana causaron nuevos desbordamientos en los ríos Taquari y Caí y afectaron principalmente a los municipios del interior del estado.
Ahora, las autoridades advierten que el agua que se mueve en esas cuencas puede llegar este martes al Guaíba, que baña la capital, y causar nuevas inundaciones en la ribera de la Lagoa dos Patos.
El gobernador hizo especial hincapié en que las personas que se encuentran en Eldorado, Porto Alegre, Guaíba y Canoas deben ser evacuadas ante el inminente empeoramiento de la situación.
En total, ya son más de 2,1 millones las personas afectadas por esta catástrofe, debido a la cual más de 80.000 permanecen en centros de acogida y otros 500.000 en viviendas de familiares y amigos.
Leite afirmó que trabajan para «dignificar estos espacios» improvisados en escuelas, gimnasios e iglesias, donde prevén que las personas aún tendrán que convivir durante «muchos días».
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