El sesgo de confirmación es un concepto definido por el psicólogo británico Peter C. Watson, quien determinó mediante sus teorías, que las personas tendemos a buscar la reafirmación de aquello que hemos preconcebido, de forma que refuerce nuestras creencias.
Como no soy psicológico y apenas tenía una noción vaga sobre la teoría de Watson, me auxilié de amigos y de mi hija, además de información existente en bibliotecas virtuales, para saber con alguna certeza el fundamento de dicho razonamiento.
La indagatoria ha sido motivada por la prédica de la oposición política que persigue encontrar una sustentación lógica al resultado electoral del pasado mes de febrero, ampliamente favorable a los candidatos de la formación oficialista.
A partir de ese resultado, las agrupaciones opositoras han enarbolado un discurso que justifica su mal desempeño en la compra de votos supuestamente llevada a cabo por el partido de Gobierno, concomitantemente con haber forzado maliciosamente la abstención de los contrarios mediante la retención de miles de cédulas.
En razón de que esa es una idea preconcebida sobre lo que creen aconteció, todo su enfoque se ha centrado en encontrar la sustentación de lo ya internalizado, es decir, incurrir en el sesgo de confirmación, lo cual no les ha dejado espacio para analizar otras posibles causas.
Otra manifestación de la misma idea preconcebida se entrelaza con el análisis estadístico, conforme al cual, el oficialismo solo obtuvo el 22% del padrón electoral, lo que lleva a cualquier simplista a establecer la relación directamente proporcional entre esa votación y la obtenida por los opositores.
Como argumento a contrario tendríamos de que concluir que, si el 60% obtenido por el Partido Revolucionario Moderno y aliados solo representa el 22%, ¿a qué porcentaje se corresponde el 34% logrado por las tres principales fuerzas opositoras? Esta incógnita se despeja bastante fácil.
Empero, importa insistir en que es errado dar validez a sus alegaciones y aferrarse a un juego de luces, sin evaluar objetivamente dónde falló la estrategia, al extremo de permitir, conforme su línea de análisis, que les indujeran una abstención tan brutal —dicen 78% sobre el padrón general— que solo afectó sus intereses.
Lo peor es que este sesgo de confirmación llevará a las fuerzas opositoras a persistir en el mismo error de cara al proceso eleccionario de mayo.
Por: Nelson Encarnación