A unos días de las elecciones presidenciales y congresuales y en víspera de la terminación del año escolar, es una lección muy negativa, una falta de respeto para la población, especialmente para los niños y jóvenes estudiantes más desposeídos, que los profesores, hayan decidido paralizar los centros escolares, para reclamar aumento salarial, violando todos los principios que deben regir el comportamiento de un maestro auténtico.
¿Qué significa ser maestro? es el docente que imparte las primeras instancias de educación académica, como lectura, escritura, entre otras; es un facilitador que ofrece herramientas, para que los estudiantes comprendan el mundo desde diferentes vertientes, aprendan a vivir con los demás y sean productivos; es una persona que ha estudiado la carrera de Pedagogía o tiene licenciatura relacionada con la disciplina que enseña.
El magisterio es como un sacerdocio, una vocación donde sobresalen los valores morales, cívicos, en todas las acciones. El sistema educativo debe contribuir a elevar el nivel de escolaridad, el bienestar, de la población; debe ser un celoso guardián de la esencia de su misión y los que se dedican a ser maestros, deben cumplirla sin caer en contradicciones. Los buenos maestros inspiran a conocer de su materia y como buenos padres, evitan hacerles daño a los estudiantes, buscando el momento adecuado para atender sus heridas, sin que sufran o salgan lastimado.
La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) es una institución gremial de representación y defensa del magisterio dominicano; agrupa a los maestros, con el propósito de buscar mejores condiciones laborales y la calidad del sistema educativo; procede que los maestros la tengan, vigilante, atenta a sus necesidades y dispuesta a esgrimir mecanismos adecuados que le permitan satisfacer necesidades, sin que entren en conflicto con su misión educativa. Los maestros no deben dar la impresión de que su profesión es un negocio, que aprovechan cualquier coyuntura, para, demagógicamente, hacerlo rentable, sin importarle patear los alumnos, dispuestos a hacerle perder el año escolar, a cambio de un aumento salarial.
Me duele que escaseen profesores auténticos, de los que educan con sus actitudes y acciones; preocupa que actúan como sindicalistas politizados, bajo la mirada impotente de los padres de los alumnos y los que añoran una mejor nación. Entristece observar, que cual líderes políticos ambiciosos, tiren los principios educativos en el fango, los parámetros ejemplares que tanto necesita la sociedad, confundiendo y acabando con los sueños e ilusiones de sus estudiantes, al elegir el momento menos apropiado para satisfacer necesidades personales, que desnudan su YO interior.
Pido a Dios que ilumine a los dirigentes de la ADP, para que permita que la población se concentre en las elecciones presidenciales y los estudiantes puedan terminar el año escolar con tranquilidad. Indiscutiblemente, los maestros deben reflexionar sobre su misión y el efecto que produce en los estudiantes, el que sus acciones prácticas, sean contraria a la misma; sus actuaciones parecen “politiqueras”; en caso de que no lo sean, deben dejar esa “pedidera” para cuando asuma el próximo presidente. En este momento, actuar como políticos partidistas es falta de respeto a familia de estudiantes pobres , quienes deben buscar quien los cuide, afectando más su economía familiar.
Es obvio, que los maestros deben ser reevaluados y algunos, posiblemente, deben buscar otro camino. Recordemos que el maestro auténtico es un hacedor de conciencia crítica, intelectual y moral; lamentablemente, ha ido perdiendo su misión y degradando su estatura a sus intereses personales. Piden aumento de sueldo, pero sería oportuno realizarlo en función de los resultados de una evaluación de su desempeño y presencia en las aulas.
Por: Venecia Joaquín
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