ELECCIONES, EL NUEVO DIARIO Y SUS COBERTURAS
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Por ser unos comicios adelantados, como resultado de la crisis política que siguió al traumático proceso electoral que se celebró dos años antes, las elecciones de 1996 fueron excepcionales y muy particulares. Dieron al país eventos inéditos y sorprendentes, como, por ejemplo, aquella alianza de rojos y morados, dos grupos políticos que venían de un fiero antagonismo que hasta entonces a muchos les parecía insalvable.
Es en 1996 que la República Dominicana registra por primera vez la celebración de una segunda vuelta electoral, necesaria para proclamar a los ganadores de las elecciones presidenciales cuando en la primera vuelta ninguno de los contendientes alcance los votos requeridos, de acuerdo a lo establecido constitucionalmente.
Este certamen también tuvo de singular que selló el final de la carrera política de Juan Bosch como aspirante presidencial, quien fallecería cinco años después. Fue la penúltima participación de Joaquín Balaguer, quien más tarde, en los comicios del 2,000, ya con 94 años, se atrevió ir por un último intento, y, como se esperaba, fracasó.
Por igual, estas elecciones estrenaban al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) como gobierno, luego de varios intentos fallidos con Bosch encabezando la boleta presidencial, y dejaba atrás la enemistad y rivalidad política que siempre mantuvo con el Partido Reformista Social Cristiano.
José Francisco Peña Gómez volvía a encabezar la boleta del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), con una candidatura que a muchos les parecía imbatible, dado que corría por una especie de “camino despejado” sin la participación como candidatos de los grandes líderes Joaquín Balaguer y Juan Bosch.
Las encuestas lo colocaban con una ventaja holgada sobre sus contrincantes, pero la recién implementada segunda vuelta electoral le jugaría en contra. En los comicios del 16 de mayo Peña Gómez vence a sus adversarios, pero no alcanza el 50 % más un voto que se requería para ser proclamado presidente, resultado que mandaba a una segunda votación el 30 de junio.
Un joven dirigente político, con vasta formación y buen discurso, venía a ser el principal rival del veterano líder del PRD. Era Leonel Fernández, quien dos años atrás ya presentaba credenciales en la fórmula presidencial como candidato a vice del profesor Bosch en las elecciones de 1994.
Jacinto Peynado, un empresario del que se dice dejó su fortuna en la política, era el candidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), pero su fatal destino quedaba sellado antes del cierre de las votaciones del 16 de mayo cuando el líder de ese partido, Joaquín Balaguer, no acudió a votar por el que se suponía era su candidato de preferencia.
Más tarde, en la segunda vuelta electoral, y como para no dejar un resquicio de duda en el mensaje político que quería enviar, un Balaguer disciplinado y motivado, sufraga cuando ya Peynado se encuentra fuera de la competencia.
La batalla electoral implicó incómodas acusaciones de narcotráfico en el torno de Peña Gómez, y el doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho) llevaba la voz cantante de lo que los perredeístas considera una inaceptable campaña sucia.
El tema se volvió engorroso para la oposición (PRD), al grado de que dos hijos de la esposa del candidato presidencial, Peggy Cabral de Peña Gómez, llegaron a ser interrogados por las autoridades policiales.
Peña Gómez pedía casi a gritos y con insistencia que se aclarara aquella acusación de narcotráfico, tema que finalmente “murió” en el tiempo y en los titulares de los periódicos.
LA PRIMERA VUELTA
Los candidatos presidenciales, Peña Gómez, Leonel Fernández, Jacinto Peynado, José Rafael Abinader, y otros, firmaron un pacto por la gobernabilidad, en el que se comprometían, entre otras cosas, a aceptar los resultados de la JCE y a respaldar en el ejercicio de gobierno al candidato que saliera ganador.
Tras la muerte de Jacobo Majluta, a inicio de marzo de 1996, su partido, el Revolucionario Independiente (PRI), pasaría a apoyar a Peña Gómez como parte del denominado Acuerdo de Santo Domingo, una coalición de organizaciones políticas encabezadas por el PRD.
Era una época de fuerte crisis en el suministro eléctrico, a tal punto que la entonces administración de la CDE (Corporación Dominicana de Electricidad) debió generar un pronunciamiento público garantizando el suministro eléctrico para el día de las elecciones.
Ante las denuncias de fraude, siempre presente en todos los procesos, la Junta Central Electoral, dirigida por César Estrella Sadhalá, garantizaba que el padrón electoral estaba saneado. De varios países y organismos fueron acreditados 124 observadores internacionales.
Surgieron denuncias de un presunto atentado contra la vida de Peña Gómez, en medio de las cuales el PRD llegó a presentar a un hombre que tendría el encargo de ejecutar el macabro plan. La Policía Nacional asumió la “investigación” del caso sin que arrojara veracidad al respecto.
Como parte de los discursos de campaña, Leonel Fernández acusaba a Peña Gómez de haberse vendido por “migajas” a Joaquín Balaguer en las elecciones de 1990 para evitar el triunfo de Bosch.
El 13 de mayo, dos días antes de los comicios, en una decisión muy inusual Balaguer designaba a Iván Hernández Oleaga como nuevo secretario de las Fuerzas Armadas, y a Enrique Pérez y Pérez (reintegrado) nuevo jefe de la Policía Nacional.
Las elecciones cierran con un resultado de 45.93 para Peña Gómez y 38.94 para Leonel Fernández. Inmediatamente la JCE declara la segunda vuelta electoral y sin espera inicia la campaña para ese balotaje.
SEGUNDA VUELTA
Peña Gómez decide como estrategia no acatar a Balaguer y busca el acercamiento de Jacinto Peynado, quien sin embargo no tenía la fortaleza suficiente para volcar el voto reformista hacia ningún lado. Esa fortaleza aún descansaba en Balaguer.
De su lado, una comisión de alto nivel del PLD iniciaba gestiones con el líder reformista, en busca de conseguir su apoyo para la segunda vuelta, lo que a la luz pública no confrontó mayores dificultades.
El llamado “Frente Patriótico” fue concebido y en cuestión de días se estaba anunciando un gran acto en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte en el que Balaguer y Bosch tomarían de la mano Leonel Fernández endosándole su apoyo. Peynado y su candidata vicepresidencial, Maribel Gassó, no asistieron a esta proclamación.
Leonel definía de memorable e histórico el acuerdo de los peledeistas con los reformistas y en todas sus apariciones públicas justifica el acuerdo del “Frente Patriótico”, sobre el que Balaguer dijo que ni él ni el PRSC recibirían nada a cambio, “ni material ni de ningún tipo”. Sin embargo, varios dirigentes reformistas terminarían siendo designados en importantes posiciones públicas durante el cuatrienio 2096-2000.
En pleno fragor de la campaña Leonel retaba a Peña Gómez a un debate, y la respuesta del líder del PRD fue que el candidato del PLD no estaba a su nivel para debatir.
El domingo 30 de junio fueron las elecciones y al día siguiente, At Dominican titulaba: Leonel presidente; PG acatará decisión JCE.
Dos días después Peña Gómez ya de manera oficial reconocía públicamente el triunfo de Leonel, adelantaba que no volvería a presentarse jamás como candidato presidencial y que se dedicaría a dirigir el PRD.
Ya proclamado Leonel le prometía al país llevar a cabo un gobierno de unidad nacional, pero Peña Gómez rechazó su participación, aunque prometía cooperar.
Días previos a las elecciones el gobierno de EEUU abogaba por un proceso transparente, mientras la entonces embajadora estadounidense en el país, Donna Jean Hrinak, aseguraba que las autoridades norteamericanas eran neutrales e imparciales respecto a la jornada electoral.
El muy influyente periódico The New York Times, a través de un editorial, se refirió al proceso electoral dominicano, pero lo hizo más directamente para enfilar los cañones contra Joaquín Balaguer, a quien pedía retirarse de la política y lo acusó de perturbar y avergonzar a la República Dominicana. De manera particular el diario criticó fuertemente el “Frente Patriótico.”
DATO A DESTACAR: Peña Gómez se promocionaba con el eslogan “Primero la Gente”, mientras que Leonel era promovido como “El Nuevo Camino”.
LUIS BRITO
(TRABAJO ESPECIAL)
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